“Dime lo que ves y lo que escuchas y te diré lo que piensas”. Para la psicóloga y especialista en neurociencias cognitivas Laura Rivera, no cabe duda de que las canciones con letras explícitas pueden influir, de forma directa o indirecta, en el desarrollo de los niños.
“Los estudios indican, de manera general, que el pensamiento es impactado por lo que consumimos”, afirma la psicóloga. “Si la música que yo escucho tiene una letra que quizás no es saludable, o que me está invitando a comenzar a pensar en cosas precoces, porque todavía no tengo la edad para manejar eso, entonces yo voy a comenzar a pensar en eso”.
Esta dinámica, según la directora clínica del centro Respirare, cobra especial importancia en el caso de los niños, pues los pequeños tienen muy desarrollada la imaginación y la creatividad. En consecuencia, asegura, canciones que hablen abiertamente sobre sexo, violencia o drogas pueden estimular imágenes en sus mentes.
Pero, por muy explícitas que sean, los niños no necesariamente comprenden las letras de las canciones. ¿Siguen existiendo razones para preocuparse? En opinión de Rivera, sí.
A diferencia de las generaciones anteriores, la infancia de hoy tiene a su alcance diversos dispositivos y herramientas para satisfacer su curiosidad y eso la hace más vulnerable.
“Que el niño no lo entienda no quiere decir que la curiosidad no va a hacer que busque para entender -expresa la psicóloga-. Y muchas veces no le pregunta a sus padres para que le den una explicación más adecuada, sino que busca en internet y ahí se encuentra con videos, textos y contenidos que van a aumentar el nivel de conocimiento que tiene y no necesariamente con un contenido que pueda manejar por la edad”.
Desde que los niños tienen la capacidad de utilizar un dispositivo electrónico comienzan a ser vulnerables. Y ese riesgo aumenta con la autonomía que viene al asistir al colegio, salir de la casa y realizar actividades extracurriculares.
“Más que la edad, (el riesgo) tiene mucho que ver con el contexto y con la exposición”, opina Rivera.
Un niño con una buena supervisión parental será menos vulnerable que otro con un dispositivo electrónico con acceso abierto a internet o en cuyo hogar se promueva y escuche música explícita de forma regular.
Por eso, la experta llama la atención respecto a la coherencia que los adultos deben mostrar frente al tema. Un niño se confunde e incluso se frustra cuando sus padres le prohíben escuchar o cantar ciertas canciones, mientras ellos mismos las disfrutan abiertamente.
La profesional de la conducta reconoce el derecho a la libre expresión, así como la libertad que cada persona -y cada familia- tiene de escoger los contenidos que consume. No obstante, señala que las elecciones de los adultos impactan, aunque sea de forma indirecta, a los menores.
“Si no edifica, no es un contenido adecuado para el niño. Si daña la mente de los papás y hace que los papás entren en dinámicas que no son sanas, estamos impactando a la infancia”, concluye Rivera.
Recomendaciones
¿Qué hacer si tus niños escuchan o cantan música con letras explícitas? Estas son las recomendaciones de Laura Rivera, psicóloga clínica con máster en neurociencias cognitivas:
1. Establece un puente de comunicación con ellos antes de que se presente cualquier conflicto. “La confianza es un arma muy poderosa”.
2. Al tocar el tema, cuida tu lenguaje corporal y la forma en que reaccionas a lo que tus hijos te cuentan. “Si nos alarmamos, si con la cara expresamos incomodidad de los que ellos nos están diciendo, si hablamos de manera negativa de lo que ellos están expresando, esa puerta se cierra”.
3. Habla de forma abierta y explícales de qué tratan las letras que escuchan. “No tienes que incluir todos los detalles, pero debes ser claro y hablar con la intención de informar, no con miedo de informar”.
4. Establece controles sobre los contenidos que tus hijos consumen en casa. “Cuando nosotros tenemos esta apertura (dejarlos que escuchen y vean lo que quieran sin supervisión) es como si tuviéramos la puerta de la casa abierta: por más que tú le estés enseñando buenos valores, por ahí pueden entrar cosas que no son sanas”.
5. Comprende que establecer una prohibición sin explicar el porqué no es sano ni efectivo. “Cuando no hay un entendimiento del porqué, yo no estoy haciendo conciencia. Cuando tú prohíbes, y luego el niño se encuentra en un contexto donde no tiene prohibición, fácil lo va a hacer hasta por curiosidad”.
6. Confía en la formación y los valores que les has inculcado. “Uno tiene que confiar en que eso que uno depositó va a servirles a ellos para tomar sus propias decisiones”.
FUENTE: listindiario