Santa Cruz quedó inconsciente, con la pierna derecha doblada de manera anómala detrás del cuerpo.
“Yo quería asegurarme de que él estuviera bien”, relató Davis. “Nosotros, los boxeadores, subimos al ring con una mentalidad asesina, pero al final tenemos familias y una casa a la cual volver. Definitivamente no quería que le sucediera algo malo”.
El púgil del estado occidental de Michoacán no recuperó la conciencia sino unos minutos después. Se incorporó con ayuda y sonrió, sentado en un banquillo, desde donde hizo la seña de que se encontraba bien.
Los contrincantes intercambiaron una serie de puñetazos en el primer round, que resultó sumamente parejo. Davis visitó la lona hacia el final de ese asalto, tras recibir un gancho de derecha al mentón.
Sin embargo, Ramos determinó a toda prisa que el estadounidense había resbalado, tras sujetarse con el mexicano.
El “Terremoto” Santa Cruz tomó la iniciativa en el tercer asalto, luego de ese éxito.
Davis respondió en el cuarto con una serie de potentes golpes a la cabeza que estremecieron a Santa Cruz y le restaron velocidad. Con todo, Santa Cruz reaccionó con un derechazo a la nariz que obligó a que Davis diera un par de pasos hacia atrás para recomponerse.
Santa Cruz se llevó un golpe bajo cuando restaban 1:21 minutos del sexto round. Ramos sancionó la infracción, ante las protestas de Davis.
En otra pelea, Mario Barrios conservó su cinturón de los superligeros por la AMB al noquear en seis asaltos a Ryan Karl.
Los combates fueron parte de la primera función boxística con público en el graderío desde que sobrevino la pandemia de coronavirus. Acudieron 9.024 espectadores al Alamodome.
La capacidad se había limitado a 11.000 en el recinto para 72.000, como parte de las medidas de sana distancia.