El primer lanzamiento que efectuó el dominicano Gregory Soto el lunes voló tan alto que su compañero de batería, el venezolano Wilson Ramos, ni siquiera se molestó en alzar el guante. Ramos simplemente observó la trayectoria de la bola y le pidió al árbitro otra. El pitcheo por poco rebasa la malla.

El “sinker” de 97 millas por hora de Soto tuvo una altura de 9.21 pies, lo cual representa el quinto lanzamiento más alto que se ha registrado desde que se comenzó a llevar la cuenta en el 2008.

“Se me zafó. La sentía un poquito resbalosa”, dijo Soto. “El otro pitcheo, agarré bien, como yo la agarro y la tiré de strike”.

Al manager de los Tigres, A.J. Hinch, no le molestó; un poco de extravagancia no le hace mal al aura de un relevista. Lo mismo se puede decir de la cabellera anaranjada que se desborda de la gorra de Soto.

“Varios fanáticos me escribían al Twitter, al Instagram. ‘¿Por qué rojo y no naranja, los colores del equipo?’” dijo Soto. “Por eso me lo pinté de ese color”.

Soto se recuperó del pitcheo salvaje y trabajó una entrada en blanco. Al día siguiente, entró al juego en la 10ma entrada con un corredor automático en la segunda base y, aunque le permitió un sencillo a su compatriota Nelson Cruz, salió ileso al conseguir dos ponches y una jugada de selección en el plato. Fue contagioso el entusiasmo de Soto luego de que ponchara a Andrelton Simmons con tres sliders consecutivos para recuperarse de una cuenta de 3-1 y ponerle fin a la amenaza.

Aunque Akil Baddoo fue el héroe de la victoria de Detroit por 4-3 el martes, se puede decir que Soto fue el salvador, ya que controló a la parte gruesa del orden ofensivo de Minnesota, dándoles a los Tigres una oportunidad de ganar en la parte baja de la entrada. En tres presentaciones esta temporada, el zurdo ha sumado un rescate y una victoria y se ha ganado la confianza de su dirigente. En un bullpen sin papeles definidos, Soto definitivamente representa el martillo.

“Cuando se enfoque en la zona de strikes – si les gustan los números, vean los números dentro la zona de strike–a este muchacho no le batean duro y no le batean a menudo”, dijo Hinch. “Estamos tratando de construir sobre eso.

“Entre más strikes tire, más swings va a provocar y quizás tengamos que modificar un poco el uso de sus pitcheos. Pero, ¿qué tal las agallas, en una situación en la que el juego está de por medio, de poder usar un lanzamiento secundario? No fueron [pitcheos] de 99, 98 [millas por hora] lo que lo sacaron de eso, sino sliders ejecutados ante un bateador con un alto índice de contacto, Andrelton Simmons”.

Los batazos que permitió Soto el año pasado tuvieron una velocidad media de 91.3 mph, pero un promedio de bateo esperado de apenas .200, según Statcast. Desde la temporada pasada, el porcentaje de swings ante los pitcheos de Soto en la zona de strike está bien por debajo del promedio de Grandes Ligas, mientras que su índice de contacto con pitcheos también estuvo por debajo del promedio en el 2020.

Tomando en cuenta factores como la presencia y la emoción, Soto luce cada vez más como un cerrador, aunque no tenga el título.

FUENTE: elnuevodiario

Share and Enjoy !

Shares
Shares