El cabello rizado, más que estilo: un símbolo de historia, raíz y pertenencia.

En un mundo digital lleno de filtros, rutinas virales y consejos que muchas veces carecen de base científica, conocer a alguien como Pedro Juan Osorio —mejor conocido como DoctorCurlyy— es un verdadero respiro. Médico de formación, carismático de nacimiento y curioso de corazón, este joven cartagenero ha conquistado a miles con su mezcla única de ciencia, empatía y amor por el cabello rizado.
Pero más allá de los datos y los rizos perfectos, Pedro Juan representa una nueva generación de creadores de contenido que no solo entretienen, sino que educan, inspiran y construyen comunidad. En esta entrevista conversamos sobre sus inicios, los mitos que combate a diario, los retos de ser una figura pública y, por supuesto, sobre ese amor tan genuino que siente por quienes lo siguen y confían en él.
Prepárate para leer una charla cargada de anécdotas, risas y reflexiones… como si te sentaras a hablar con un amigo de toda la vida:
—Hola, Pedro Juan. Primero que nada, gracias por aceptar esta entrevista. Estoy muy feliz de poder compartir contigo este espacio, porque sé cuánto has impactado a la comunidad rizada. Para comenzar, cuéntame, ¿quién es Pedro Juan Osorio?
—Hola, Génesis. Gracias a ti por tenerme en cuenta. Bueno, yo soy de Cartagena, Colombia. Un muchacho tranquilo de 25 años, que siempre quiso ser médico. Estudié en la Universidad del Sinú gracias a un crédito estudiantil, porque los recursos no me alcanzaban. Siempre fui muy curioso, incluso de niño. Si me decían que una enfermedad causaba dolor de estómago, yo quería saber por qué, qué hacían exactamente los virus. Nunca me bastaba una respuesta superficial.
—Esa curiosidad tuya es parte de lo que te ha llevado tan lejos. Pero, ¿cómo nace el contenido sobre cabello rizado en las plataformas digitales?
—La pandemia tuvo la culpa, jajaja. Las peluquerías estaban cerradas y el cabello empezó a crecer. Yo no sabía ni que tenía el pelo así. Al principio ni me gustaba, me lo iba a cortar, pero mi cuñada y mi mamá me convencieron de probar un corte bonito primero. Después de eso, empecé a ver videos en redes y pensé: “yo también puedo hacer esto, hasta tengo el cabello más bonito que ese”. Así nació DoctorCurlyy.

—Justamente, ¿por qué ese nombre?
—Bueno, ja,ja,ja,ja. Mi tía siempre me decía “curly, curly” cuando llegaba a casa. Un día, me gustó cómo sonaba, y como también soy médico, pues le agregué el “Doctor”. No pensé que se volvería tan significativo, pero ahora me recuerda mucho a ella y a mis comienzos.
—Y hablando de ciencia, ¿tienes formación en áreas relacionadas al cuidado capilar?
—No formalmente en áreas como la cosmética, pero como médico sí estudié bioquímica, farmacología, inmunología… y esas son las bases de muchos productos capilares. Además, trabajo en un instituto de investigación inmunológica, lo que me ha dado muchas herramientas para entender cómo funciona realmente nuestro cuerpo.
—Hay un rumor de que tienes un laboratorio casero donde haces tus propios productos… ¿es cierto esto?
—¡Jajaja! No, eso no es cierto. La gente se lo imagina. Trabajo en investigación, sí, pero no con productos capilares. Aun así, me gusta mucho analizar estudios científicos y explicar lo que realmente funciona.
—Y lo haces de maravilla. ¿Te has dado cuenta del impacto que has tenido en la comunidad?
—Últimamente sí. Gente que me escribe diciendo que gracias a mí comenzaron su transición, que aman su cabello, que ya no les da pena mostrarlo… Eso me conmueve mucho. El cabello, para muchos, es identidad. Saber que he contribuido en eso me llena de alegría.
—¿Cómo equilibras tu vida fuera de redes con este rol tan grande que tienes como creador de contenido?
—No es fácil. Soy muy activo, necesito moverme, patinar, estudiar, compartir con mi familia, mis perras… Pero a veces hasta cuando salgo a estar solo, la gente me reconoce, me saluda, y es lindo, pero también es un reto cuando solo quieres un momento para ti.
—¿Cómo ha cambiado tu manera de ver y crear contenido desde que empezaste a ser influencia hasta hoy?
—Muchísimo. Antes ignoraba detalles por simple pereza, como lavarme el cabello más seguido. También me desesperaba al desenredarlo y terminaba maltratándolo. Hoy tengo más paciencia, más conciencia, y sé que si quiero ser ejemplo, debo practicar lo que predico. La comunidad confía en mí y yo tengo que honrar esa confianza.

—Y claro, con visibilidad también llegan las críticas…
—Total. Recibo muchos mensajes negativos, sobre todo cuando toco temas delicados como la alopecia por tracción, con el tema de las trenzas y el daño que pueden crear en el cuero cabelludo. Me ha dolido ver que, muchas veces, los que más me atacan por los comentarios son los que más podrían beneficiarse de esa información. Pero aprendí a no responder. Ya no invierto energía en cambiar la mente de quien no quiere escuchar. Yo comparto lo que sé, y si alguien decide no creerme, es su elección. Pero ahí está la información, respaldada y disponible.
—¿Qué opinas de la representación del cabello rizado en los medios?
—Siento que falta mucho. Especialmente desde el conocimiento. No todo el mundo tiene conocimientos más profundos sobre esta área, pero cuando tú tienes un público grande, lo mínimo que tú puedes, que tú debes hacer es confirmar que lo que estás diciendo es real. Y cuando me refiero a confirmar, no me refiero a a buscar en Google y lo primero que salió en Wikipedia, colocarlo, sino, pues, irte a bases de datos científicas, irte a estudios reales que se hayan realizado y basado en eso, pues brindar algún tipo de opinión, por lo menos si no entendiste el estudio. El error más común, y creo que en parte tiene bastante responsabilidad, pues los creadores de contenido que comparten información que realmente no saben de qué hablan, es, por ejemplo, lavarse el cabello cada 7 días, cada 10 días.
—¿Qué mito capilar crees que debemos dejar atrás ya?
—Ese mismo: el de lavarse el cabello cada 7 o 10 días. Ese consejo está muy extendido, pero es completamente falso. Hay que desmontar ese tipo de ideas para que la comunidad rizada realmente progrese en su cuidado.
—¿Hacia dónde quieres llevar el proyecto DoctorCurlyy?
—Quiero crear una línea de productos que realmente funcione. No solo para cabello rizado, sino en general. También quiero ser ese referente confiable. Que si alguien ve algo dudoso en redes, diga “voy a preguntarle a DoctorCurlyy”.
—¿Qué mensaje le dejarías a tu comunidad?
—Que hagan lo que aman. Que estén listos cuando la suerte toque a su puerta. Realmente aprecio mucho el el amor que me dan, aprecio mucho que se tomen un tiempo, por ejemplo, como tú, que se que te tomas el tiempo, pues, para realizar en parte de tu trabajo e involucrarme a mí. Aprecio mucho que relacionen mi contenido con un contenido, digamos, al que se pueda confiar. De verdad, yo siento mucho orgullo y mucha satisfacción con el pasar del tiempo cada vez que veo que hay mucha más gente que me escribe dándome muchas gracias, diciéndome cuánto me quiere, literalmente gente que ni siquiera me conoce diciéndome que me quiere, y eso es eso es algo que yo valoro mucho, porque hay mucha gente que realmente lo siente. Entonces, yo quiero expresarles que yo siento que lo sienten. Entonces, por eso es que también siento que yo los quiero mucho, o sea, yo quiero mucho a mi comunidad, por eso quiero brindarle siempre lo mejor. Muchas gracias a todos.
—Gracias a ti, Pedro Juan. Esta conversación ha sido como tú: honesta, generosa y llena de ciencia con corazón.
Conversar con Pedro Juan es recordar que detrás de cada creador de contenido hay una historia, una intención y, en su caso, una profunda vocación de servicio. DoctorCurlyy educa sobre rizos, siembra conciencia, confianza y amor propio en cada persona que lo escucha.
Más allá de los tips, los productos o las fórmulas, su mayor aporte ha sido recordarnos que el cuidado empieza por uno mismo, que el conocimiento empodera, y que amar lo que haces —y compartirlo con responsabilidad— puede transformar realidades.
Gracias, DoctorCurlyy, por usar tu voz para despeinar estigmas, rizarnos la mente con ciencia y abrazar con ternura cada historia que se refleja en un espejo.
FUENTE: acento