Así lo expresa la doctora Dominga Reyes, gerente médico del Banco de Sangre del Instituto Nacional del Cáncer (Incart) al referirse con júbilo a la celebración cada 14 de junio del Día Mundial del Donante de Sangre, tal como lo designó la Asamblea Mundial de la Salud, máximo órgano de decisión de la Organización Mundial de la Salud desde el año 2004 y en ésta fecha se conmemora el día del nacimiento de Karl Landsteiner, un patólogo y biólogo austríaco que descubrió los grupos sanguíneos A, B y O, lo que le valió el Premio Nobel de Fisiología en el año 1930.

Se eligió el 14 de junio como el día dedicado a reconocer a los millones de personas que, al donar sangre, salvan vidas y mejoran la salud de otras personas. Y además el objetivo principal es aumentar la concienciación mundial sobre la necesidad de disponer de sangre y productos sanguíneos seguros y oportunos para la transfusión.

Cada año se selecciona un país anfitrión y un lema, el cual es para este año: “Donar sangre es un acto de solidaridad”, y el país anfitrión, México.

Las transfusiones de sangre y sus productos ayudan a salvar millones de vidas en el mundo y contribuyen a que pacientes con enfermedades potencialmente mortales vivan más tiempo con mejor calidad de vida, también posibilitan la realización de intervenciones médicas y quirúrgicas complejas. Asimismo, tienen una función vital en la atención materno-infantil, el embarazo y las respuestas de emergencia a los desastres naturales o causados por el hombre.
Donar sangre es seguro, ya que todo el material utilizado es estéril y se utiliza una sola vez.

El proceso dura alrededor de 15 a 20 minutos y no requiere ayuno previo. Todas las donaciones son analizadas para evitar la transmisión de enfermedades causadas por agentes patógenos (hepatitis B y C, VIH, sífilis y otras).

La sangre no sólo no se puede fabricar, sino que tampoco se puede almacenar indefinidamente. Las plaquetas, que sirven para la coagulación, se tienen que utilizar antes de cinco días de la donación, mientras que los glóbulos rojos tienen que transfundirse antes de 35 días y el plasma, antes de un año.

Los servicios que permiten a los pacientes acceder a sangre y productos sanguíneos seguros en cantidades suficientes son clave para los sistemas de salud. Solo se puede asegurar un suministro suficiente mediante donaciones regulares voluntarias y no remuneradas.

No obstante, en muchos países siguen teniendo problemas para ofrecer sangre suficiente de calidad y segura. Estadísticamente la recolección de sangre es mayor en países desarrollados, sin embargo, la demanda es mayor en países en vía de desarrollo, por lo que seguir motivando la donación voluntaria y recurrente es esencial.

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FUENTE: elnacional

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