El epicentro del movimiento por los derechos LGBTQIA sigue estando en Nueva York. La lucha activista eclosionó en la Gran Manzana en 1969, cuando los clientes de un bar de ambiente, el Stonewall Inn (ahora reconocido como lugar histórico), se defendieron por primera vez de una de las muchas y frecuentes redadas policiales a las que la población homosexual se veía sometida. Los disturbios, conocidos como “las revueltas de Stonewall”, sirvieron de inspiración y primer paso para luchar por los derechos de la comunidad LGBT, no solo en Estados Unidos, sino en el resto del mundo. Y a partir de entonces, todo empezó a cambiar. El primer gran resultado fue conseguir que se organizara la New York Pride Parade un año después, lo que marcaría un hito al convertirse en la primera marcha del Orgullo Gay del mundo. En aquel primer desfile en 1970 desfilaron en torno a 5.000 personas en Nueva York. 54 años después, en el desfile del 2024, se estima que participen aproximadamente un millón de manifestantes.
Junio, el mes del orgullo LGBT
Si repasamos la historia, fue Bill Clinton quien declaró junio como el mes oficial del orgullo gay allá por el año 2000, con el objetivo de preservar los derechos y la dignidad de la comunidad homosexual. El nombre de la celebración lo cambió Obama en el 2009 y la fiesta pasó a llamarse oficialmente mes (y día) Internacional del Orgullo LGBT, aunque popularmente se conoce como el Día Internacional del Orgullo.
En Nueva York, durante este mes de junio ha habido eventos casi a diario, pero los más sonados dieron el pistoletazo de salida el pasado sábado 22 de junio con el desfile del orgullo del Bronx y la fiesta queer Teaze en el club Lambda de Brooklyn. El viernes 28 de junio la fiesta más sonada será la M.E.A.T. XXL, el sábado 29 de junio se celebra el desfile del orgullo en Harlem y por la noche el Planet Pride en la sala Avant Gardner. Pero también hay espacio para la cultura, como el Criminal Queerness Festival de teatro en PAC NY (del 21 al 29 de junio) o el PRISM Festival, un festival de musicales, que se celebra en la iglesia Judson Memorial de Greenwich Village del 22 al 29 de junio.
El desfile del orgullo que congrega a cinco millones de espectadores
A partir de las doce del mediodía, se prevé que unas 60 carrozas desfilen desde la Quinta Avenida y la calle 26, hasta la Séptima con la calle 23, con el monumental despliegue de color y energía al que los asiduos ya están acostumbrados. Banderas del arcoíris ondeando en las ventanas, purpurina y confeti en el suelo. Es una celebración que no defrauda y que este año cuenta entre sus Grand Marshals con la participación de la escritora y legendaria activista transgénero Miss Major, de 83 años, y la popular personalidad televisiva Michelle Visage, jurado del concurso RuPaul’s Drag Race, entre otros.
El desfile, que durará hasta las cinco de la tarde, puede ser objetivo de ataques terroristas, según ya ha advertido el FBI y del Departamento de Seguridad Nacional, algo que no desalienta a los participantes y a un público entregado a la causa en los últimos 50 años.
En esta edición se reivindica un cambio de actitud a través del lema “Reflexionar. Empoderar. Unir”, que invita a aprender del pasado y fortalecerse aún más con el fin de avanzar hacia una sociedad más inclusiva. De hecho, según la organización, más del 75% de los participantes son ONGs.
Una vez que termine el desfile, la fiesta continuará en el Greenwich Village (Manhattan), donde se organiza el Pride Fest, un festival de comida, puestos y eventos callejeros, que se suma a un fin de semana trepidante lleno de actividades para la comunidad a lo largo de toda la ciudad. Una de las apuestas más populares es el Summerstage de Central Park, que acoge la fiesta llamada Dreamland a partir de las tres de la tarde.
Hay multitud de planes dispares para elegir, como por ejemplo, un crucero queer para ver el atardecer bajo el lema “Be Free, Be You” (sé libre, sé tú). Como cada año, el lugar elegido por miles de personas para poner el broche de oro a un largo día de júbilo y reivindicación es Washington Square Park. Allí se baila hasta el anochecer y se combaten las altas temperaturas con el agua de la fuente central.
La solemnidad de los edificios colosales de la metrópoli que alberga a parte de los ejecutivos más agresivos del mundo, se verá absorbida por un halo completamente distinto. Las calles de Nueva York convertidas en una pista de baile, en una gran fiesta que concentra a personas de todos los rincones del mundo, entremezclando razas, nacionalidades y edades, donde el único denominador en común de todos los asistentes es la condición humana y el deseo de vivir en una sociedad más justa, inclusiva y plural.