El cáncer de cuello uterino o cervical se origina en las células que revisten el cuello uterino, la parte inferior del útero (matriz).
El cuello uterino tiene dos partes y está cubierto con dos tipos diferentes de células. La parte del cuello uterino más cercana al cuerpo del útero se llama endocérvix y está cubierta por células glandulares. La parte próxima a la vagina, es el exocérvix o ectocérvix y está cubierta por células escamosas.
La mayoría de los cánceres de cuello uterino se origina en las células de la zona de transformación. Estas células no se convierten en cáncer de repente, sino que primero lo hacen de forma gradual con cambios precancerosos que luego se convierten en cáncer.
El factor de riesgo más importante del cáncer de cuello uterino es la infección por el virus del papiloma humano (VPH, o HPV, por sus siglas en inglés). El VPH es un grupo de más de 150 virus relacionados. Algunos causan lesiones llamadas papilomas que se conocen más comúnmente como verrugas. Ciertos tipos de VPH pueden causar verrugas alrededor o sobre los órganos genitales femeninos y masculinos, así como en el área del ano. A estos tipos se les llama VPH de bajo riesgo porque rara vez están relacionados con el cáncer.
A otros tipos de VPH se les llama de alto riesgo porque están fuertemente vinculados con cánceres, incluyendo cáncer de cuello uterino, vulva y vagina en mujeres, cáncer de pene en los hombres, y cáncer de ano, boca y garganta tanto en hombres como en mujeres.
Varios factores relacionados con los antecedentes sexuales pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de cuello uterino. Muy probablemente el riesgo se vea afectado cuando hay un aumento de las posibilidades de exposición al VPH, como:
• Ser sexualmente activo a una edad temprana (menores de 18 años)
• Tenermultiples parejas sexuales.
• Tener una pareja que se considera de alto riesgo (alguien con infección por VPH o que tiene muchas parejas sexuales)
Otros factores de riesgo son: tabaquismo, sistema inmunitario débil o comprometido, infección con clamidia, uso prolongado de anticonceptivos orales, tener muchos embarazos a término, edad temprana en el primer embarazo a término, situación o condición económica, mala alimentación.
El cáncer del cuello uterino ocupa el cuarto lugar entre los cánceres más frecuente en las mujeres a nivel mundial, y se estima que en 2018 hubo más de 500 000 casos nuevos. En 2018, casi el 90% de las 311 000 muertes ocurridas por esta causa en todo el mundo se produjeron en países de ingresos bajos y medios. La mortalidad es tres veces más alta en América Latina y el Caribe que en Norteamérica, evidenciando enormes desigualdades en salud.
Las mujeres con VIH tienen seis veces más probabilidades de padecerlo que las mujeres sin VIH, y se calcula que el 5% de todos los casos de cáncer de cuello uterino son atribuibles al VIH.
La infección por VPH es muy común, y en la mayoría de las personas el propio organismo puede eliminar la infección por sí mismo. Algunas veces, sin embargo, la infección no desaparece y se torna crónica. Una infección crónica, especialmente cuando es causada por ciertos tipos de VPH de alto riesgo, puede eventualmente causar ciertos cánceres, como el cáncer de cuello uterino.
Las dos medidas más importantes para prevenir el cáncer de cuello uterino son las vacunas contra el VPH y las pruebas de citología (Papanicolau) y de detección de VPH programadas de rutina. La forma más común de cáncer de cuello uterino comienza con cambios precancerosos, y existen maneras de detener el desarrollo de estos cambios. La primera es encontrar y tratar los precánceres antes de que lleguen a ser cánceres invasivos, y la segunda es prevenir los precánceres.
• La vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) puede reducir significativamente el riesgo de cáncer cervicouterino. Por lo habitual, se recomienda la vacunación contra el VPH a los 11 o 12 años de edad, pero se puede iniciar a los 9 años. En el caso de las personas que no se vacunaron de forma satisfactoria, se recomienda la vacunación contra el VPH hasta los 26 años. Adultos de entre 27 y 45 años.
• El tamizaje, seguido del tratamiento de las lesiones precancerosas identificadas, es una estrategia costo-efectiva de prevención.
El cáncer cervicouterino no produce manifestaciones clínicas, sino hasta que alcanza una evolución tardía o avanzada, estas pueden ser: hemorragia genital no menstrual, sangrado vaginal poscoito, flujo vaginal acuoso, abundante y mal oliente, dolor pélvico o rectal o urinario. Y finalmente puede haber edema de las piernas, pérdida de peso, anemia, etc.
Basados en estas últimas afirmaciones de que las manifestaciones clínicas aparecen en etapas tardías o avanzadas, insistimos a que toda mujer con vida sexual activa o mayor de 21 años debe realizarse las pruebas de detección temprana, como el papanicolaou, ya que la mayoría de los casos del cáncer de cuello uterino se encuentra en mujeres que nunca se han sometido a una prueba de papanicolaou o que no se han hecho dicha prueba recientemente. Y finalmente, esperamos por una cobertura mayor y real sobre la población a nivel de seguridad social y que llegue a todos los niveles, la aplicación de la vacuna contra VPH, el principal responsable del cáncer cervicouterino.
FUENTE: elnacional