Generalmente, los gritos resultan la vía más común para los padres corregir o llamar la atención a sus hijos durante la crianza. Esto porque se cree que es la manera más efectiva para fomentar el respeto y ser considerados autoridad, sin embargo, no es así.
Por lo que en esta ocasión, Virginia Pardilla, psicóloga con especialización en terapia familiar, explica las desventajas de criar en base a los gritos e indica cómo dejar este mal hábito para una mejor crianza y relación con los hijos.
Desventajas de criar a gritos
- No resuelve conflictos ni propicia acuerdos amigables.
- Deja sensación de dolor y remordimiento a quien lo hace.
- Daña el vínculo y la comunicación efectiva.
- No genera autoridad ni respeto.
- Enseñas a tener temor y miedo.
- Aunque hables más alto y fuerte no significa que te escuchen, más bien se bloquea el entendimiento y se crea una obediencia falsa porque no es por convicción.
- Destruyes la relación con tus hijos.
- Mal acostumbras a que crean que si no se les grita, no se es autoridad ni hay reglas.
- Si acostumbras a la obediencia en base a los gritos, se condiciona a que entiendan sólo a través de estos.
¿Cómo evitar gritar al dirigirse a los hijos?
De acuerdo con las recomendaciones de la doctora Pardilla, se debe criar a partir de la comunicación para que los hijos se acostumbren a respetar por convicción y valores y no por temor. Además, de crear, establecer y dar a conocer las reglas y consecuencias para que el niño entienda los límites y reforzar ante acciones positivas para que entienda lo que es correcto e incorrecto sin lacerar la autoestima.
También, la especialista comenta que muchas veces el cansancio, miedo o pérdida de control de las emociones provoca que los padres griten. Sin embargo, recomienda que “en vez de corregir de prisa y aceleradamente, te detengas, te calmes y luego, corrijas a través del diálogo”.
Asimismo, la psicóloga asegura que tomará tiempo pero que los padres deben educar y corregir con determinación, amor, paciencia y mucho diálogo para formar seres humanos en valores y respeto y no con miedo y frustraciones.
Por último, para reflexionar: ¿Quieres que tus hijos te respeten o te tengan miedo?
Recuerda que con las peleas y gritos no conseguirás una educación efectiva ni fomentarás al respeto, por el contrario, sembrarás miedo, falsa obediencia, afectarás la autoestima y dañarás la relación con tus hijos.