Una persona con un diagnóstico de diabetes o hipertensión corre el riesgo de sufrir una enfermedad renal crónica, cuyo aumento está considerado por expertos como una epidemia porque afecta a miles de personas en el mundo.
La información la ofreció la doctora Eliana Diná Batlle, que al participar en el desayuno de elCaribe y CDN, manifestó que tal como lo disponen normas internacionales un hipertenso o un diabético tipo 2 tiene que ser asistido por un nefrólogo al momento de ser identificado con dichas afecciones.
“Usted salió diabético, automáticamente tiene que ser evaluado por el nefrólogo, porque uno de cada tres tiene la enfermedad y no lo sabe”, expresó la presidenta de la Sociedad Dominicana de Nefrología.
Dijo que a pesar de que los resultados de los estudios a los que se sometan sean negativos, tienen que tener una cita anual con el nefrólogo, y si es diabético tipo uno aunque sea joven, debe verse con el especialista a los cinco años del diagnóstico.
Informó que los encierros causados por el covid-19 ocasionaron un aumento en la diabetes por el sedentarismo, que impulsó el crecimiento del nivel de obesidad, sobre todo en los jóvenes cuya incidencia actualmente se encuentra en 15 por ciento.
Manifestó que las patologías renales son silentes, no obstante, destacó que empiezan a arrojar signos de alarma cuando provocan un aumento en la frecuencia de la orina, mayormente en la noche cuando una persona está en reposo, y la pis llega con un poco de espuma parecida a la de los detergentes. Asimismo, indicó que otra de las características es el marcado de las medias y el apretado de los zapatos.
“Las enfermedades importantes del riñón no dan síntomas, son completamente asintomáticas, lo que uno busca es que la población acuda a los servicios de salud y que los médicos tengan esa espinita en el cerebro de que hay que evaluar los riñones”, resaltó.
El también miembro de la Sociedad Dominicana de Nefrología, Domingo Martínez, declaró que una afección renal es lenta pero progresiva, y causa daños irreversibles.
Agregó que los síntomas propios de la patología aparecen en la fase terminal, por lo que la población debe tener un mejor cuidado renal para que evite eventos que resulten de gravedad, porque cada nefrona que se pierde no se recupera.
“La nefrona es la parte funcional del riñón”, explicó la doctora Batlle, que detalló que una persona tiene un millón en cada lado y el abuso de los suplementos de proteínas pueden destruirlas.
Afirmó que cuando un individuo somete al cuerpo a una terapia de proteínas para generar músculos, estresa al riñón de una forma abrupta.
“Estamos hechos para tener un balance de ingesta normal, el riñón tiene una partecita que se llama reserva que no se utiliza al menos que estemos en crisis por un accidente, un balazo o una quemadura”, precisó.
Destacó que la ingesta de proteínas no genera músculos, ya que lo ocasiona el trauma del ejercicio.
En ese sentido, recomendó a las autoridades regular la venta de suplementos y anabólicos, sacar la comida chatarra de las escuelas, y quitar los saleros de los restaurantes, como forma de prevención contra el surgimiento de enfermedades renales.
Cifras
Según Batlle la República Dominicana tiene casi seis mil personas en procesos de diálisis, número que sigue subiendo por la falta de prevención.
Dijo que la tasa de mortalidad para los que están enfermos y no lo saben está en un 35 por ciento porque sufren un evento cardiovascular antes de llegar a diálisis, mientras que los que se encuentran en terapia de reemplazo tienen mayor probabilidad de morir a los primeros meses de iniciar el proceso.
“Más o menos el 10 por ciento de los pacientes muere en los primeros tres meses”, reveló la galena, no obstante, indicó que todo el que lo requiere tiene acceso a diálisis.
Por otro lado, el doctor Domingo Martínez informó que las enfermedades renales no respetan edad, porque pueden padecerla adultos mayores pero también niños, en especial los que nacen con trastornos congénitos.
La opción de los trasplantes
La doctora Batlle que tiene más de 20 años de experiencia en el área de la nefrología, declaró que una persona gravemente afectada por una enfermedad renal puede optar por un trasplante de riñón para contrarrestar las secuelas pero no para curar el mal.
“Es lo que te da mejor sobrevida para enfrentar una enfermedad renal terminal”, puntualizó la médica.
Resaltó que con un riñón nuevo una persona puede reintegrarse a la vida. Sin embargo, destacó que si no cumple con las orientaciones el resultado no será el esperado.
“Un trasplantado fácilmente toma 70 pastillas al día y para toda la vida tienen que tener medicamentos obligatorio para evitar el rechazo”, explicó.
Del mismo modo, manifestó que antes del trasplante se debe de seguir un riguroso proceso para cumplir con todos los requisitos, el cual desanima a muchos pacientes que terminan saliendo de la lista de espera de donantes, donde actualmente hay 500 personas. “El que será trasplantado tiene que estar como la novia, pero hay algunos que se cansan y lo dejan por la mitad porque no quieren seguir”, argumentó.
Agregó que las infecciones y los problemas cardíacos también limitan a las personas que esperan un riñón para normalizar su vida.
Según Batlle, que además es docente del departamento de Medicina de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucmm) y directora de la unidad de Nefrología, Diálisis y Trasplantes del Hospital Metropolitano de Santiago (HOMS), otras de las razonas por la cual los pacientes salen del programa es por la baja cantidad de donantes que tiene el país.
En ese orden, entiende que se necesita trabajar la cultura de donación en los espacios escolares y en los niños de seis a 12 años para que conozcan desde pequeños como se puede ayudar a los demás.
Explicó que para ser donantes una persona debe tener muerte encefálica pero el corazón debe mantenerse latiendo para tomar el órgano, siempre y cuando se tenga la anuencia de la familia.
Declaró que todo aquel que está en diálisis es candidato a un trasplante, así como los que empiezan a sufrir una baja por debajo de 30 en la función de los riñones, aunque todavía no estén en terapia de reemplazo.
En cuanto al tráfico de órganos, la facultativa garantizó que en el territorio no existe la práctica, y es que además del proceso que requiere este tipo de intervenciones, tiene que existir compatibilidad entre el donante y el enfermo.
“Los órganos se extraen todavía en el país con el corazón latiendo (…), cuando vas a trasplantar tiene que haber un matching, en base a eso son las pastillas que se le darán al paciente y la inducción del medicamento que va utilizar para evitar el rechazo”, sostuvo.
Protección
Conforme a la titular de la Sociedad Dominicana de Nefrología, todas las personas trasplantadas están en el Programa de Medicamentos de Alto Costo, el cual aseguró funciona correctamente en los pacientes renales y de enfermedades glomerulares como el lupus.
“Las cosas han mejorado mucho, antes se hacía telemaratón para comprar medicinas”, expresó.
Asimismo, Eliana Diná Batlle, destacó que los que padecen enfermedades del riñón tienen la cobertura de la seguridad social para la diálisis, y los trasplantes, para los que se puede pagar hasta 1,700 pesos porque las autoridades asignaron 3.5 millones para el procedimiento.
Llamado a mejorar el estilo de vida
La Sociedad Dominicana de Nefrología que cuenta con 40 años de fundación, tiene dentro de sus objetivos mejorar la atención y la calidad de vida de los pacientes de enfermedades renales, pero como forma de prevención contra ese tipo de padecimientos, recomienda a la ciudadanía mejorar el estilo de vida.
El doctor Domingo Martínez, considera de suma importancia que los diabéticos tengan un nivel óptimo de glucemia para evitar daño renal, igual que los hipertensos, que deben de estar dentro del rango que sugieren los profesionales. Asimismo, dijo que las personas tienen que alejarse del tabaquismo, debido a que en los consumidores aumenta la probabilidad de desarrollar una enfermedad renal crónica, aunque los daños surgen a largo plazo.
El galeno también manifestó que se debe controlar la obesidad, tener una dieta balanceada, no automedicarse, y conocer la función renal.
FUENTE: elcaribe