Este jueves, personal de la Dirección Provincial de Barahona se trasladó hasta el poblado Los Cocos, en Enriquillo, donde tomaron muestras de agua y heces luego de que once lugareños presentaran síntomas de cólera.
El director interino de la Provincial de Salud, Edwin Batista, encabezó el operativo casa a casa, donde también brindaban orientaciones sobre las medidas de higiene para evitar contagios de cólera.
Batista indicó que hasta que no se reciban los resultados del Laboratorio Nacional Dr. Defilló no se puede asegurar que hay un brote de cólera en el área, pero, “en caso de, están implementando las medidas para que el foco no se expanda”.
Junto al personal de Salud Pública, un camión del Instituto Nacional de Agua Potable (Inapa) distribuía agua gratuita entre los comunitarios.
Beben agua de pozo
Citho Pierre, morador en Los Cocos, narró cómo su nieta de casi dos años falleció el pasado día 11 afectada de vómitos y diarrea blanquecina.
Juanito, su hijo de 9 años, está actualmente ingresado en el Hospital de Enriquillo con igual cuadro clínico.
Pierre, quien ya tiene 30 años residiendo en Los Cocos, comentó que el principal problema de la zona es el poco acceso a agua potable.
Para suplirse, los residentes hoyan pozos y el líquido que extraen lo utilizan para beber, cocinar y limpiar.
“A veces compramos un botellón o agua de fundita. Pero, la verdad, el agua que usamos para todo es la de los pozos”, admitió Pierre.
En ocasiones, cuando el dinero se lo permite, compran tanques de agua a un camión, pagando 100 pesos por cada uno.
Pacientes estables
Diario Libre visitó los hospitales Jaime Mota, en Barahona, y el Hospital Municipal de Enriquillo para conocer cómo evolucionan los pacientes ingresados con sospecha de cólera.
En ambos centros sanitarios fueron muy herméticos con las informaciones, limitándose a decir que “evolucionan satisfactoriamente”.
En el Hospital de Enriquillo tienen un área habilitada, exclusiva para estos pacientes, donde las enfermeras se colocan guantes, mascarillas y batas desechables para entrar.
Al momento de la visita, habían tres camillas ocupadas y dos madres acompañando a sus hijos menores de edad, los cuales estaban siendo rehidratados con sueros.