República Dominicana cerrará el 2020 con una ruptura en el crecimiento que experimentó en su economía en los últimos cinco lustros, a causa de una pandemia de coronavirus (Covid-19) que hace poco más de un año nadie suponía que provocaría tantos estragos, como los vividos no solo a nivel local, sino en todo el mundo.
Entre 2015-2019, la tasa de crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) dominicano alcanzó un promedio de 6.1%. Y hubo, por lo menos, seis o siete actividades que estuvieron a la cabeza, aportando para que ese crecimiento fuera posible, entre ellas el turismo, la inversión extranjera directa, las remesas, la minería y las telecomunicaciones.
En el año 2019 el crecimiento fue de 5.1 % en el PIB, pero para 2020 los pronósticos de organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) no son muy halagüeños.
El FMI calcula una caída de 6 %, producto del impacto de la pandemia, aunque prevé una recuperación para 2021, que tocaría el 4 %, según una revisión realizada en octubre pasado. Mientras, la Cepal pronostica que la economía dominicana sufrirá una contracción de 5.3 %.
Visto del lado del emisor
Al Banco Central de República Dominicana (BCRD), a pesar de que calcula un cierre de 2020 con una variación del PIB real en torno a -6.7 % y -6.8 %, se le ha visto optimista, especialmente luego que algunas actividades comenzaran a repuntar a partir de octubre, adicional a otras, como las remesas, que han tenido un importante “vuelo” por casi todo el año.
Para el período enero-noviembre 2020, el flujo de remesas que ingresó al país alcanzó los US$7,346.9 millones, valor superior en US$916.6 millones (14.3%) al registrado en el mismo período del año anterior, cuando fue de US$6,430.4 millones, y superior al total recibido en 2019, cuando alcanzaron los US$7,087 millones, según cifras oficiales.
El optimismo del Banco Central -a quien el nuevo gobierno encabezado por Luis Abinader le ratificó en agosto, por dos años, a su gobernador Héctor Valdez Albizu- no ha sido un optimismo “porque sí, o porque se le antoje”. El organismo, desde marzo, cuando el país se cerró por aire, tierra y mar, ha ido tomando una serie de medidas de carácter monetario, tendentes a evitar el desplome total de la economía. Y a juzgar por los números más frescos que ha ofrecido, conseguirá un cierre de año “amortiguado”, dentro del clima que impone la pandemia.
Por ejemplo, al 23 de noviembre había implementado medidas de provisión de liquidez por RD$190 mil millones (más de 4 % del PIB), de los cuales había desembolsado a través de las entidades de intermediación financiera, unos RD$144,000 millones en créditos a 54,000 empresas y hogares del país. Eso, según el BCRD, había propiciado una reducción de la tasa de interés activa de la banca múltiple en poco más de 300 puntos básicos y había contribuido a dinamizar el crédito privado en moneda nacional, que registraba un crecimiento en torno al 10 % interanual, el más alto de la región.
Por efecto de la pandemia, entre enero y septiembre, el sector construcción había caído -16.8% y en octubre creció 2.3%; servicios bajó en el primer semestre a -7% y en octubre -6.9%. Transporte y almacenamiento en los primeros nueve meses cayó -9.5% y en octubre -7.3%; otras actividades y servicios -11.9% y en octubre -10.1%; manufactura de zonas francas cayó en enero-septiembre -6.6% y en octubre creció 2%; manufactura local -3.7% y en octubre -1%. Significa que dentro “cuadro clínico” hubo mejoría.
En octubre, la caída de la actividad económica fue -4.3%, mejor que el -7.2% de agosto, el -5.6% de septiembre y siete veces mejor que el -29.8% del mes de abril, que ha sido hasta hoy el más terrible de la pandemia, ha dicho el Banco Central.
A pesar de la situación de crisis sanitaria en 2020, la economía dominicana ha tenido una percepción positiva en el mercado internacional de deuda soberana. Por ejemplo, en septiembre pasado, el gobierno colocó de manera exitosa bonos soberanos por US$3,800 millones, principalmente en dos emisiones, una de US$1,800 millones con vencimiento en 2032 y la otra de US$1,700 millones con vencimiento en 2060.
También ha habido una reactivación de los sectores generadores de divisas, de los cuales las remesas mantienen su liderazgo, y las exportaciones de zonas francas, que iniciaron su recuperación en septiembre, al incrementar un 9.8% de forma interanual. Del lado de la inversión extranjera directa en septiembre se alcanzó US$2,066 millones y al cierre del año, se proyecta podría situarse por encima de los US$2,500 millones, cercano a sus niveles promedios históricos.
En marzo, el gobierno pasado (para entonces presidido por Danilo Medina) dispuso la creación de tres programas de apoyo para respaldar a empleados suspendidos de sus puestos y a personas de escasos recursos, por la situación que habían provocado las medidas de confinamiento para frenar la propagación del Covid-19. Esas iniciativas fueron el Fondo de Asistencia Solidaria a Empleados (FASE), Quédate en Casa y Pa ti.
Con “Quédate en Casa” se habló en principio de subsidiar a 1.5 millones de hogares dominicanos, identificados como pobres o vulnerables y principalmente informales. El programa transferiría RD$5,000 mensual a 811,003 familias que se benefician de “Comer es Primero”. Además, se elevaría la cobertura para incluir 688,997 nuevos hogares.
El programa realizaría una transferencia adicional, llegando hasta RD$7,00 a aquellos hogares con algún miembro mayor de 60 años o con precondición de salud que lo haga vulnerable ante el Covid-19. Esa intervención focalizada involucraría, según se dijo para entonces, recursos por RD$16,981.7 millones. El ministro de Economía, Miguel Ceara, le dijo a elCaribe a mediados de noviembre, que continuar con los programas de ayuda por la pandemia podría costar en término de un año RD$120,000 millones. Y quizás se queda corto en el cálculo.
Según un corte realizado por el Ministerio de Trabajo el 12 de octubre, 53,157 empresas habían solicitado suspender los contratos laborales de 837,122 trabajadores por la situación generada por la pandemia de Covid-19. Las empresas habían depositado 159,185 solicitudes de suspensión de contratos laborales, que involucraban a 837,122 trabajadores.
Para entonces, las suspensiones de 522,650 trabajadores habían cesado o terminado y 390,256 estaban registrados en el programa FASE 1 del Gobierno, de los cuales 283,238 aplicaron y 61,989 fueron rechazados.
Desde “cuentapropistas” hasta cadenas hoteleras
El turismo, las pequeñas empresas formales y los “cuentapropistas” han sido golpeados por la pandemia desde marzo. Por ejemplo, la ocupación hotelera tiene un nivel bastente bajo (32.5% en octubre), comparado con aquellos años en los que el país estuvo sin problemas. Incluso ha sido más bajo que en 2019, cuando República Dominicana atravesó por una situación de crisis reputacional a nivel internacional, por el fallecimiento de extranjeros en polos turísticos del país, aunque quedó comprobado que esas muertes se debieron a causas naturales. En 2019 llegaron al país por la vía aérea 7,126,857 de pasajeros. En lo que va de 2020 han llegado 2,313,678.
FUENTE: elcaribe