Los dispositivos inteligentes funcionan como una suerte de cajón desastre en el que cabe, prácticamente, la vida entera. Desde recuerdos en forma de imágenes y vídeos, hasta nuestra información personal. Todo son datos. Datos como nuestra ubicación, nuestros gustos, o la marca del dispositivo que empleamos y que vamos repartiendo por páginas web de todo tipo cuando circulamos por esa autopista sin fin llamada Internet.
Efectivamente, gracias a todo lo que compartimos con nuestro navegador -desde contraseñas hasta ubicación o historial- la experiencia de uso de Internet puede resultar más cómada, más ágil. Sin embargo, también puede representar un riesgo para nuestra privacidad.
La limpieza de información, además, puede ser buena para evitar que las empresas que funcionan en
la Red, o las páginas que visitamos, conozcan nuestros hábitos mejor de lo que nos gustaría. «Los datos que compartimos cuando navegamos, las ‘cookies’, pueden afectar a nuestra privacidad en tanto en cuanto otras páginas pueden utilizarlos para fines comerciales», señala en conversación con ABC Josep Albors. Más allá de eso, efectivamente, un cibercriminal que accediese a nuestro historial de navegación podría emplear la información recopilada para lanzar campañas de ingeniería social mejor dirigidas.
Además, borrar el rastro puede ser especialmente interesante para aquellos usuarios que compartan dispositivos con otras personas y sean especialmente celosos de su privacidad. Lo mismo ocurre si empleamos navegadores públicos.
Borra el historial
El Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) acaba de lanzar una pequeña guía en el que muestra al usuario cuáles son los pasos a seguir si quiere eliminar historial de navegación. Además, hace hincapié en que «es conveniente que borremos el rastro que dejamos en el navegador cada poco tiempo».
En lo que se refiere al historia, la totalidad de navegadores -Chrome, Safari, Edge o Mozilla- permiten borrar los datos sin demasiado problema desde sus menús de opciones. Tan solo hace falta abrir una ventana en el navegador de turno, buscar la opción (que normalmente está recogida en la esquina superior derecha de la pantalla) y seleccionar el historial.
¿Qué hago con las contraseñas?
Más allá de esto, desde la Incibe se recomienda eliminar las credenciales almacenadas en el navegador. Quizá esta medida pueda resultar un tanto drástica, además, puede ralentizar la navegación del internauta, que sin contraseñas guardadas tendría que estar rellenándolas manualmente cada vez que quisiera entrar en una de sus cuentas. Quizá resulte interesante eliminar las que se utilicen poco o aquellas que den acceso a plataformas de banca online. También puede ser interesante emplear de vez en cuando plataformas como Have i been pwned, en donde se puede ver si alguna de nuestras claves se ha filtrado.
Más allá de eso, todos los expertos en ciberseguridad apuntan que lo ideal para proteger contraseñas es construirlas de forma que resulten robustas, no repetir la misma en varios servicios y cambiarlas todas cada cierto tiempo. Al menos, una vez cada seis meses.
El hombre de la gabardina
Otro de los medios más empleados por los usuarios para no dejar rastro en Internet es navegar en modo incógnito. Gracias a ello, podemos navegar sin que se guarde nada en nuestro historial. Tampoco los usuarios y contraseñas que utilicemos «Es mejor que navegues en modo incógnito antes de ver vídeos privados para ahorrarte luego un bochorno. De hecho, algunos navegadores, como Yandex.Browser, te lo sugieren si abres un sitio pornográfico. Al activar el modo incógnito, tu navegador no almacena ni las cookies ni el historial de navegación y tu familia no verá esas sugerencias en la barra de direcciones», explicaban hace unos meses desde la agencia de ciberseguridad Kaspersky.
Para emplear esta funcionalidad en Google Chrome, el usuario simplemente tiene que abrir la pestaña con forma de tres puntos en vertical alojada en la esquina superior derecha del navegador y pulsar sobre la opción «Nueva ventana de incógnito». «Es la forma más segura de navegar cuando no queremos dejar rastro o estamos utilizando un dispositivo que no es el nuestro.», señalan desde Incibe.
¿Y si cambiamos de buscador?
Una parte importante del negocio de Google está relacionado con la publicidad que se muestra en el navegador en base a los hábitos del usuario. Incluso si se deshabilitan las ‘cookies’ de los sitios que se visitan, la plataforma cuenta con herramientas para que esta información no se le escape. Una buena opción, para aquellos que quieran mejorar la privacidad de sus datos, pasa por utilizar un buscador más respetuoso con la información del internauta.
En este sentido, DuckDuckGo es una de las mejores plataformas disponibles, ya que no guarda el historial de búsqueda de quien lo emplea. Además, desde su página puntualizan que no rastrean la información, «ni navegando en modo incógnito ni navegando sin él». Algo que impide, a su vez, que el internauta reciba cualquier tipo de anuncio personalizado.
FUENTE: abc