Juana y Pedro son una pareja trabajadora que siempre han soñado con mejorar su calidad de vida. Ambos tenían ingresos estables, pero querían encontrar una forma de hacer crecer sus ahorros. Un día, Juana recibió un mensaje por WhatsApp de un supuesto asesor financiero que le prometía grandes ganancias con una inversión de bajo riesgo. Intrigada, decidió consultar con Pedro, quien también se sintió tentado por la oferta.

El “asesor financiero” les envió enlaces a una página web con diseño profesional y testimonios de personas que supuestamente habían logrado multiplicar su dinero en poco tiempo. Convencidos de la legitimidad de la inversión, decidieron tomar sus ahorros, solicitar un préstamo en un banco, utilizar todo el dinero disponible de sus tarjetas de crédito y transferir de manera gradual el dinero a la cuenta proporcionada por el supuesto experto.

En los primeros días, todo parecía ir bien. La plataforma mostraba ganancias y hasta pudieron retirar una pequeña suma como “prueba de rentabilidad”. Esto los motivó a reinvertir más dinero y, además, recomendar la oportunidad a sus amigos y familiares. Sin embargo, cuando intentaron retirar una cantidad mayor, comenzaron los problemas. Se les informó que debían pagar una “comisión de retiro” y, tras hacerlo, les exigieron aún más dinero por supuestos “impuestos internacionales”.

Con la sospecha de que algo no estaba bien, intentaron comunicarse con el “asesor”, pero sus mensajes ya no fueron respondidos. La plataforma dejó de funcionar y sus cuentas fueron bloqueadas. Fue entonces cuando comprendieron que habían sido víctimas de una estafa.

Las estafas de inversiones han evolucionado y utilizan WhatsApp como canal principal para captar víctimas. Los delincuentes contactan a personas al azar con promesas de inversiones seguras y de alta rentabilidad. Utilizan sitios web fraudulentos, testimonios falsos y términos financieros para aparentar legitimidad.

Las estafas de inversiones financieras por WhatsApp siguen un patrón bien estructurado que facilita el engaño de las víctimas. Todo comienza con la captación, donde los estafadores envían mensajes masivos o utilizan contactos en redes sociales para atraer personas interesadas en supuestas oportunidades de inversión. Luego, se enfocan en la generación de confianza, utilizando sitios web falsos, documentos fraudulentos y terminología financiera sofisticada para aparentar legitimidad. Una vez que la víctima deposita su primera suma de dinero, se le permite retirar pequeñas cantidades como parte de una estrategia de falsa rentabilidad, reforzando la ilusión de que la inversión es real y segura. A medida que el fraude avanza, los estafadores incentivan a la víctima a reclutar nuevos inversionistas y reinvertir las supuestas ganancias, creando un efecto piramidal. Finalmente, cuando la persona intenta retirar una cantidad considerable de dinero, se enfrenta a obstáculos como tarifas inexistentes o el bloqueo total de su acceso a la plataforma, marcando la desaparición de los delincuentes y dejando a la víctima con una pérdida financiera significativa.

Tras ser víctimas de una estafa financiera a través de WhatsApp, Juana y Pedro acudieron al Departamento de Investigación de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología (DICAT) de la Policía Nacional para denunciar el fraude. Sin embargo, durante la investigación, las autoridades les informaron que podrían ser imputados por recibir dinero de cuentas desconocidas. Este complejo esquema delictivo implica que, además de ser estafados, las víctimas pueden ser acusadas de estafa al recibir fondos provenientes de otras personas igualmente engañadas, evidenciando la sofisticación y el alcance de estas redes fraudulentas.

Desde Tu Consultorio Financiero, recomendamos a las personas tomar precauciones para evitar ser víctimas de estafas financieras, especialmente aquellas que operan a través de WhatsApp. Es fundamental desconfiar de inversiones que prometen altos rendimientos sin riesgo, ya que ninguna inversión legítima garantiza ganancias seguras. Antes de realizar cualquier transacción, verifica la legalidad de la empresa en organismos oficiales y asegúrate de que esté debidamente registrada. Además, nunca compartas datos personales o bancarios con desconocidos, ya que esta información puede ser utilizada en fraudes más amplios. También es clave investigar antecedentes y opiniones sobre la plataforma o empresa, revisando comentarios de otros usuarios y consultando fuentes confiables. Finalmente, si un supuesto asesor financiero te contacta sin que lo hayas solicitado, lo más prudente es ignorar el mensaje y bloquear el número. La historia de Juana y Pedro es un recordatorio de cómo la búsqueda de oportunidades puede convertirse en una trampa financiera, por lo que la mejor defensa siempre será la información, la precaución y actuar con prudencia para proteger nuestro patrimonio.

FUENTE: eldia